En el año 2015 se cumplieron en nuestro país varios números redondos en relación con la larga cadena de hechos vinculados a la impunidad imperante hasta el día de hoy.
Algunos de ellos son los cuarenta años de la reunión en Chile que dio lugar al Plan Cóndor, los treinta años del retorno a la democracia -que trajo la instalación de las dos primeras comisiones gubernamentales para investigar la desaparición y el asesinato de personas por razones políticas-, los veinte años de la primera Marcha del Silencio, los quince años del segundo intento de comisión gubernamental para investigar la desaparición de nuestros familiares, los diez años del único informe oficial de las Fuerzas Armadas referido a los ciudadanos que esta institución detuvo e hizo desaparecer, los diez años del hallazgo en terrenos de las ffaa de los primeros restos de desaparecidos ubicados en territorio uruguayo a partir de excavaciones.
En esta sucinta cronología también tiene su lugar el apoyo permanente de la población que desde hace más de veinte años inunda las calles en cada Marcha del Silencio, que marchó al grito de -No tenemos miedo- en repudio al robo en la Facultad de Humanidades y que dice presente en cada actividad que se realiza por verdad y justicia. Reconforta igualmente el empuje de la juventud, que toma los carteles y las banderas.