Naturalmente se dio así, porque tal vez no podría haberse dado de otra forma. La defensa de la juventud fue joven. Gurises de todos los puntos del país -muchos menores de edad- se animaron a levantar la mirada.
En algún cumpleaños familiar en Barros Blancos, en algunam clase de liceo de Cerro Chato, algún joven tuvo el coraje de desafiar el sentido común y discrepar con sus padres o sus compañeros de clase. Tal vez se rieron de él o ella, acaso los hayan tildado de ingenuo o de soñadora, pero tambien probablemente se hayan guardado un ¨¿y si tiene razón?. Como ella y él hubo miles en todo el Uruguay, jóvenes que se rebelaron ante lo dado y decidieron protaogonizar el debate político. Estudiaron, militaron y se animaron a encarar la causa en sus barrios y pueblos. A esta generación anónima le debemos lo logrado.
URuguay hoy sabe que tiene una juventud a la altura de sus desafíops que sabe respetar sus diferencias, que sabe unir esfuerzos cuando es preciso que aprendió las lecciones de la mejor tradición popular uruguaya y que tiene la fuerza y el coraje para seguir avanzando en la defensa y conquista de nuevos derechos, que a la hora de la hora sabrá cumplir su parte en la perenne lucha por un Uruguay más libre, igualitario, justo y solidario.
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